martes, 12 de mayo de 2015

EL MAESTRO PEDRO PINEDA Y SU AMIGO PROTECTOR


(Por: Rafael Dupouy Gómez)

En la foto de la izquierda, aparece el maestro Pedro Pineda en compañía de su gran amigo y protector Florencio Gómez Núñez en Maracay, año 1983. A la derecha, el maestro Pineda con su alumno más destacado nacional e internacionalmente, el gran César Girón, máxima figura del toreo venezolano. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

He querido recordar en este artículo al entrañable don Pedro Pineda, insigne maestro forjador de las más destacadas figuras de la torería venezolana. Su importante Escuela Taurina, fundada en la propia Maestranza de Maracay, brindó grandes oportunidades y esperanzas a los niños y jóvenes que soñaban convertirse en toreros. Ese hombre humilde, amable en el trato que ofreció, desinteresadamente, sus conocimientos taurinos, instruyendo con tenacidad y disciplina a los futuros matadores de toros venezolanos, nació en Maracay (Venezuela), el 19 de mayo de 1911.

El maestro Pedro Pineda, se desempeñó como arenero en la recién inaugurada Maestranza de Maracay en 1933 y desde esos años, logró cultivar una profunda amistad con mi abuelo Florencio Gómez Núñez, hijo del Presidente de la República de Venezuela, General Juan Vicente Gómez. Mi abuelo, siendo gran impulsor y benefactor de la fiesta brava venezolana, fundando “Guayabita”, la primera ganadería de toros de lidia pura casta española en el país y creando la hermosa plaza de toros Maestranza de Maracay, ayudó a muchos toreros. Uno de esos jóvenes venezolanos con aspiraciones fue don Pedro Pineda quien, gracias a la mano generosa de Florencio Gómez Núñez, pudo cumplir su gran ilusión de hacerse matador de toros.

Recordaba mi abuelo Florencio:

"Yo ayudé mucho al maestro Pedro Pineda en sus comienzos como matador de toros, siendo su protector. Mantuvimos siempre una relación de gran cordialidad y respeto. Recordando la época de la inauguración de la Maestranza de Maracay, Pineda me contó una anécdota que mucha gente desconoce, pero que es muy curiosa. En 1933, llegaron a Venezuela los diestros españoles Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo contratados por nosotros para inaugurar la Maestranza de Maracay junto con el ídolo venezolano Eleazar Sananes “Rubito” y el famoso rejoneador cordobés don Antonio Cañero. En esa época, el maestro Pineda me contaba que él era un simple aficionado que se la pasaba toreando en “La Romana” y entonces, acudió un día a la Maestranza de Maracay para observar los entrenamientos de Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo y él en varias oportunidades les hizo de toro durante sus prácticas taurinas".

En una carta inédita de su puño y letra que el maestro Pedro Pineda le escribió a mi abuelo Florencio Gómez Núñez, le expresó todo su cariño y le agradeció por la protección que siempre le brindó para hacerse torero. Después del fallecimiento de mi bisabuelo el Presidente Gómez, gran aficionado taurino que dejó un país pacificado, organizado y solvente, la fiesta brava nacional sufrió una etapa de letargo y recesión. Hacía falta el apoyo y respaldo que los Gómez les dieron a los toreros venezolanos, como bien lo expresó en su carta el maestro Pedro Pineda, añorando el pronto regreso de mi abuelo Florencio al país.

CARTA DE PEDRO PINEDA DIRIGIDA A FLORENCIO GÓMEZ NÚÑEZ


Maracay, 28 de febrero de 1938.
Sr. Don Florencio Gómez Núñez.

Mi estimado y apreciado protector, lo saludo cordialmente en unión de todos los suyos. Yo, bien, con mi misma afición, pero sin suerte pues usted en esto del toro me ha hecho mucha falta.

Yo aquí le pido mucho a los santos porque ustedes regresen pronto, porque estando ustedes aquí tendría yo más probabilidad de hacerme torero, pues la presencia de ustedes me serán muy alentadoras y eso me tenía lleno de afición y esperanza, aunque yo todavía no las he perdido y tengo fe en hacerme torero y que usted mediará en mi difícil profesión, así es que yo cuento con su ayuda, porque aquí no tengo personas que tengan la afición suya y por eso veo difícil que otro me pueda ayudar.

Yo tengo un año que no toreo, porque aquí las cosas no están buenas, esto tiene una situación algo crítica. Yo el año 1936, toreé 14 novilladas todas con buen éxito. Toreé una en Caracas y en Maracaibo toreé tres. La de Caracas la toreé con una de casta en la que estuve bien, ese recorte de periódico es de la reseña de la corrida de Caracas, que fue en agosto del 36. Yo fui esta vez a torear a Caracas, porque llevaba más seguridad que era lo que yo esperaba tener y recordando siempre su consejo.

Un amigo suyo me felicitó y brindó en nombre suyo por el acierto de usted en haber dicho que yo podía ser torero, pues yo siempre he puesto de mi parte para no defraudar sus vaticinios.

Yo tengo un año que no toreo, en circo únicamente que de vez en cuando que Julio C. Ohep, invita al Dr. Soto y a mí y toreamos dos novillos... es muy probable que en marzo empiecen la temporada económica en Caracas, pues ya me hablaron para torear en esa, pues dice la empresa que quiere sacar un torero, porque ya Venezuela no tiene quien pueda alternar con toreros españoles, porque el único era Julito Mendoza. Así es que yo tengo deseos de volver a triunfar en Caracas y para el efecto yo quiero que usted me haga una vez más la caridad de regalarme un avío de los que usted tiene aquí en Maracay, pues yo carezco hasta de un par de zapatillas, pues yo tengo un año que no trabajé y es por esto que carezco de todo.

Así es que yo cuento con su protección, pues yo tengo ganas de salir fuera de Venezuela, pues aquí no hago nada.

Espero de usted contestación favorable, le saluda su amigo,

Pedro Pineda


Señalaba el cronista taurino venezolano Víctor José López “El Vito”: 

“Un muchacho que había sido arenero de la plaza de Calicanto la tarde de su inauguración era Pedro Pineda, quien en su desarrollo encontró decidido respaldo de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, los hijos del general y los hombres que le dieron inusitado apoyo a la fiesta de los toros en Venezuela. Pineda desarrolló oficio en los tentaderos de las ganaderías de los Gómez, “La Providencia” y “Guayabita”, viendo torear a las figuras que contrataban Juan Vicente y Florencio para aquellas históricas temporadas de Maracay. Fue un torero valiente, se le anunciaba como “El Torero de Aragua”. Hizo carrera por los andes venezolanos, se fue a la sierra del Ecuador e hizo campañas por ciudades colombianas como Medellín y Bogotá”.

En febrero de 1941, en las ferias de Cagua (Edo. Aragua), toreó Pedro Pineda “El Torero de Aragua” junto al diestro español Paco Royo “Lagartito”. Tuvieron una buena actuación, fueron contratados nuevamente y triunfaron clamorosamente.

El 6 de abril de 1941, después de sonados triunfos por plazas de Los Andes y en las plazas de Colombia, actuó como sobresaliente en el Circo Metropolitano de Caracas, en una corrida donde se lidiaron reses de “Guayabita” en un mano a mano entre los diestros españoles Joaquín Rodríguez “Cagancho” y Rafael Ponce “Rafaelillo” quien cortó tres orejas esa tarde, convirtiéndose en el triunfador absoluto.

ALTERNATIVA EN EL NUEVO CIRCO DE CARACAS CON “CAGANCHO” DE PADRINO

Pedro Pineda, tomó la alternativa, el 13 de abril de 1941, en el Nuevo Circo de Caracas (Venezuela). Su padrino de ceremonia fue el célebre diestro español Joaquín Rodríguez “Cagancho”. El diestro gaditano José “Pepe” Gallardo, el mismo al que Pedro Pineda le había servido de toro en sus entrenamientos, fue el testigo de la ceremonia. Se lidiaron tres toros de la ganadería venezolana de “Guayabita” y de las ganaderías mexicanas de “La Punta” (un toro) y “La Laguna” (dos toros). El toro de su alternativa perteneció a la ganadería mexicana de “La Punta”. No pudo hacerle faena, demostrando inseguridad por los nervios del compromiso, fallando con la espada en varios intentos. En su segundo toro, de la ganadería de “Guayabita”, Pedro Pineda recibió sonoros aplausos reconociendo su labor y voluntad. La corrida fue organizada por Andrés Gago. 


Joaquín Rodríguez “Cagancho”, padrino de la alternativa de Pedro Pineda. Lance a la verónica de Pedro Pineda en el Nuevo Circo de Caracas con dedicatoria que dice: “Con el debido respeto dedico este humilde recuerdo a mi apreciado amigo el Sr. Don Florencio Gómez. Pedro Pineda G. Maracay, 7 de agosto de 1941”. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Ese mismo año viajó a San Cristóbal y Táriba, tomando parte en las Ferias, y posteriormente viajó a Pamplona (Colombia) y otras plazas donde el torero fue triunfador.

El 22 de junio de 1941, Pedro Pineda toreó en San Cristóbal (Venezuela) en compañía de Melecio Moreno.

En las ferias de San Cristóbal de 1943, Pedro Pineda “El Torero de Aragua”, logró ser el triunfador al obtener una copa de plata como trofeo donada por la Junta Organizadora.

El 23 de mayo de 1943, torearon en el Nuevo Circo de Caracas los diestros venezolanos Pedro Pineda y Pepe Vilma. Este último era de La Victoria (Edo. Aragua) había toreado en plazas de provincia y debutó en el Nuevo Circo de Caracas, el 9 de septiembre de 1934, toreando con Eleazar Sananes “Rubito” y el peruano Manuel Lértora. Sus mejores actuaciones las alcanzó por las plazas andinas y de la frontera con Colombia. Luego se dedicó a organizar espectáculos taurinos.

El 30 de mayo de 1943, torearon en el Nuevo Circo de Caracas, “Serruti”, Pedro Pineda y “Chanito”.

El 7 de mayo de 1944, torearon Pedro Pineda, Gabriel Alonso y Antonio Parejo.

Los percances sufridos y otras circunstancias lo fueron retirando de los ruedos, dedicándose en Maracay a formar y entrenar jóvenes aspirantes de manera desinteresada, por su enorme afición a la fiesta brava y el cariño hacia los toreros venezolanos. Trabajó durante muchos años en las oficinas de la conserjería de la Plaza de Toros de Maracay haciendo las banderillas que se iban a utilizar para las corridas programadas. Significativa e importante fue su enseñanza a las nuevas promesas del toreo que desfilaron con ilusión por su Escuela como los hermanos Oscar y Ricardo Martínez, César Girón y Moreno Sánchez que despertaron fuerte competencia en la arena, demostrando valor y pundonor.

CÉSAR GIRÓN, EL MEJOR ALUMNO DE SU ESCUELA TAURINA

Desde que comenzó Pedro Pineda a formar nuevas figuras del toreo, un día le propuso a mi abuelo, lo siguiente: “Don Florencio, yo quiero que usted vea a un muchachito Girón que creo que va a ser un torero muy bueno”. Cuando mi abuelo fue a verlo por primera vez en Maracay, César rondaba los 16 años y le gustó mucho. Después, Pedro Pineda lo trajo para que debutara en Caracas y estuvo la noche anterior en casa de mi abuelo convenciéndolo para que no dejara de ir a verlo torear nuevamente. Mi abuelo asistió y César Girón esa tarde estuvo fenomenal. Al finalizar la corrida, mi abuelo Florencio lo visitó en una casa alquilada, porque César Girón no llegó a un hotel, allí lo conoció personalmente y felicitó por su gran actuación llena de valor y entrega. Posteriormente, mi abuelo tuvo mucha amistad con sus hermanos Rafael, Curro y Efraín, quienes se destacaron en el mundo del toro, gracias al camino conquistado por César, abriéndoles las puertas a tantos toreros compatriotas en España.

Doña Esperanza y don Carlos, padres de la famosa dinastía Girón de Venezuela, acompañados por don Florencio Gómez Núñez en el Nuevo Circo de Caracas. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Luego se formaron en la Escuela Taurina del maestro Pedro Pineda, Rafael, Curro y Efraín, hermanos del gran César Girón, quien ya era una figura consagrada del toreo en España. Otros jóvenes a quienes impartió también sus conocimientos fueron: Eduardo Antich, Carlos Saldaña, Sérbulo Azuaje, Joselito López, Ramón Montero “Maravilla”, Lucio Requena, Adolfo Rojas, Jesús Narváez, Carlos Rodríguez “El Mito”, Rafael Ponzo, Carlos Osorio “Rayito”, “Luis de Aragua”, Pepe Cámara, José Nelo “Morenito de Maracay”, Rodríguez Vásquez y “El Victoriano”, siendo algunos de los más destacados alumnos que pasaron por sus manos.

Pedro Pineda, conversando con mi abuelo Florencio, durante un reencuentro en los actos de la celebración del Cincuentenario de la Maestranza de Maracay en 1983, le confesó que a su juicio, dentro de las mejores faenas realizadas en la Plaza de Toros de Maracay, guardaba en su memoria la de Manuel Jiménez “Chicuelo” ante un astado de la ganadería española de don Antonio Pérez Tabernero de Salamanca de nombre “Carpintero” en 1935 y la de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” a un bravo toro de “Guayabita” en 1946.

El maestro Pineda siempre consideró que de los toreros venezolanos el mejor fue sin lugar a dudas César Girón, su más destacado alumno, pisándole los talones su hermano Curro. Recordaba el maestro con añoranza la faena realizada por el “Diamante Negro”, a un toro de “Guayabita” en 1949. Esa tarde, le instrumentó veinticinco naturales en forma impecable y le valió ser el ganador de una placa. Otra faena inolvidable para él, fue la de un toro que le brindó su querido alumno César Girón. En esa oportunidad, todo el mundo pensó que Girón saldría del paso por las malas embestidas de su enemigo, hasta el mismo maestro Pineda lo creyó así, pero el astado se encontró con un figurón del toreo. La Presidencia esa tarde le concedió por su magistral faena las dos orejas, el rabo y una pata en la Maestranza de Maracay.

Pedro Pineda falleció en la ciudad de Maracay (Venezuela), víctima de un paro cardíaco, el 2 de enero de 1985. Se mantuvo, como era habitual en él, dirigiendo la Escuela Taurina de Maracay que lleva su nombre hasta sus últimos días. Momentos antes de su entierro, fue conducido a hombros por algunos de los toreros venezolanos que fueron sus alumnos hacia la Maestranza César Girón” de Maracay en donde se le dio una vuelta al ruedo como merecido homenaje a su memoria.

Rafael Dupouy Gómez