miércoles, 1 de febrero de 2017

CORRIDA DE ANTAÑO EN EL CIRCO METROPOLITANO DE CARACAS

(Por: Rafael Dupouy Gómez)

El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, asistió a la corrida como invitado de honor. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 2 de enero de 1916, se celebró en el Circo Metropolitano de Caracas, la corrida extraordinaria en homenaje de simpatía a los actores y tiples de la Compañía Velasco, tomando parte algunos artistas de la compañía teatral española de don Eulogio Velasco y los espadas, Enrique Fernández Méndez “Carbonero” de Madrid y Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano”. Los toros lidiados de Mariara en esta corrida fueron regalo del General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, quien asistió a la corrida como invitado de honor.

Hubo un lleno total en los tendidos y palcos, que fueron engalanados con vistosos y coloridos mantones y flores. Las tiples Cipri Martín, Victoria Otto y Mercedes Melo, entre otras artistas, se presentaron montadas en preciosas calesas, durante el despejo de la plaza en medio de un gran entusiasmo.

La crónica taurina de la época reseñó el acontecimiento:

Mantones; chispear de ojos negros, caricias de rubias, alegría, entusiasmo, jacarandosería de esa nuestra, que se sale por los poros y prende en las almas como una rara rosa de ensueño. Por aquí y por allá, en palcos, la Banca, Representantes Diplomáticos, la Prensa. En los tendidos, apretujándose como una sola masa, cuatro mil o más espectadores.

Y aparecen las carrozas conduciendo la flor y nata del gran surtido femenino que nos trajo la Compañía Velasco. Luego la gentil Cipri Martín, a horcajadas sobre brioso alazán engalanado a la jerezana, y tras ella y el rocín, Enrique Fernández “Carbonero”, de tabaco y oro, Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano” de grana y metal caro, Ruiz-París de Guayabera y pantalón de frac. Mientras se cambia la seda por la percalina, las chicas de Velasco ocupan los palcos del 24 al 32.

El trajinado Carancha da la voz de alarma, suena el clarín, se abre la boca del chiquero y aparece el primero. Es castaño claro, ojo de perdiz, fino y apretado de puñales. Enrique Fernández “Carbonero” le da las buenas tardes con un buen cambio de rodillas, que se aplaude, y luego abre la pañosa para marcarse hasta tres verónicas y una larga, que no pasarán a la historia.

El de carbón requiere sable y muleta y, montera en mano, brinda brevemente al señor General Juan Vicente Gómez. El torillo está franco y noble; pero anda escaso de pólvora. “Carbonero” inicia su faena con uno ayudado con ambas rótulas en tierra, y tras dos naturales, buenos y tranquilos, el de Mariara se raja: uno más, y el matador pierde los avíos. El bicho pide las tablas; pero como no se las dan, busca irse… y se va. Por fin se enmienda la cosa y “Carbonero” aprovecha una igualada para meterse bien y dejar medio sable en lo alto. Entra de nuevo con más coraje, y cobra un estoconazo que es lo suficiente. (Ovación, regalo, y vuelta al garage).

El segundo, es aldinegro, abierto de cuna, sacudido de carnes y enemigo de broncas. Parece un buen señor, honrado, serio y hasta padre de familia en lo bonachón. Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano” hace cuanto puede por sacarle algo de provecho con la pañosa; pero como el de Mariara no está para fiestas todo se queda en deseos. 

El de México brinda al señor General Juan Vicente Gómez y abre la flámula para un gran pase ayudado y uno natural, tranquilos y mandando; y el de Mariara se pira, nuestro hombre va por él, cambia de mano, y en la tabla del 17 le endiña hasta nueve de latiguillo y uno natural para colocar en suerte a la res. Le junta un poco las pezuñas, y muy sereno, desde cerca dando el hombro, le mete todo el sable por las agujas saliendo suspendido. El bicho rueda hecho polvo, hay vuelta al ruedo, sombreros, etc. Buena parte del concurso pide la oreja, pero como el matador no conoce la Macarena, sino de oídas, el Técnico no la concede…

Suenan aún las palmas al de México cuando aparece el tercero. Castaño claro, ojinegro, alto, desmirriado y manso. Dos verónicas y un recortito, esto es todo. Un buen par al cuarteo, de Moyano, uno al sesgo, de Rolo, y Moyano cierra con el mejor de la tarde metiendo bien los brazos y dejando llegar.

“Carbonero”, que desea hacer cosas se va solo al morucho y le larga uno ayudado, bueno; en otro de la misma marca pierde los instrumentos; cuatro con la zurda bien sazonados, y entra después. Al hombre se le corre la mano y el estoque queda bajo. Más tela y dos pinchazos. Otra baja, pitos y un aviso; el de Madrid suda tinta, el de Mariara suda sangre y el público suda fastidio. 

Negro, buenmozo, fino de puñales y bravo es el cuarto y como trae los suyo por delante “Reverte Mexicano” se aprieta duro con él. En tres tiempos, y hecho un torero, da una verónica, dos buenos faroles y una navarra, tres verónicas más y un recorte, el concurso se rompe las manos aplaudiendo al matador.

“Carbonero”, quiere taparse; coge la silla y un par de las cortas. Prepara bien la cosa, aguanta mecha y muy bravamente cambia los rehiletes, oyendo una ovación. “Reverte Mexicano” deja un palito, “Niño de Rubio” uno entero.

El torillo es canela, o azúcar, como a ustedes les guste más; y el de México, ni tardo ni perezoso; le larga uno de pecho súper que remata en rodillas, dos altos dos con la zurda saliendo apurado; y en cuanto al bicho le junta las patas se deja caer a dos dedos de los pitones, viendo el morrillo y yéndose detrás de la espada para sepultarla hasta la pelota. El animal le sale muerto de los vuelos de la muleta y la ovación es de las de día de gala. Hay vuelta al ruedo, aderezada con sombreros, regalo, puros y oreja. ¡Bravo señor “Reverte”!

Aspecto del numeroso público, incluso niños, presenciando la corrida de toros en el Circo Metropolitano de Caracas (Venezuela), el 2 de enero de 1916. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Pisa la arena el quinto. Para abreviar y aliviar, “Carbonero” estuvo otra vez con el santo de espaldas. Y aquí terminó la parte seria de la fiesta porque luego vino la película de Ruiz París, y el público pasó con ella un rato amable y se rió un poco.

En suma: “Reverte Mexicano” muy bien toda la tarde, y hecho el amo de la plaza; valiente en lo suyo, tranquilo y muy torero. Gustó mucho, y, en nuestra opinión y en la de casi todos los aficionados, él y el chico de Almanseño, que viene de Lima con mucha fama como torerito fino y que se aprieta, deben ser el cartel de la próxima.

Con los palos, Moyano, bregando, él y Rolo.

Lo mejor; pero así, lo mejor de todo, el desfile hermosísimo, brillante, bajo la luz del crepúsculo.

Y de lo peor, esta atroz lata de

Luis Maleta.

Resulta bastante interesante dar a conocer algunos aspectos, poco conocidos, de la vida taurina de los dos diestros actuantes aquella tarde del 2 de enero de 1916, cuando la gran afición caraqueña acudió en masa para disfrutar la corrida de toros en la que participaron “Carbonero” y “Recarte Mexicano” en el Circo Metropolitano de Caracas (Venezuela).

Enrique Fernández "Carbonero" y Arcadio Ramírez "Reverte Mexicano". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Enrique Fernández Méndez “Carbonero”, fue un novillero español natural de Madrid que vino al mundo el 23 de junio de 1877. Se caracterizó por su inmenso valor y entrega. Se llegó a decir de él en las crónicas taurinas que si hubiera pulido su forma de torear haciéndola más clásica y fina, con seguridad hubiera conquistado mayor atención y reconocimiento de la afición, llegando a sobresalir en el mundo del toro.  
  
Se apodó “Carbonero”, porque trabajó en una carbonería ayudando a sus padres, posteriormente, la abandonó para intervenir en las capeas de los pueblos cercanos en unión de otros muchachos de la barriada madrileña de Embajadores. 

El 8 de abril de 1894, a los 17 años de edad, estoqueó en la antigua Plaza de Toros de Carabanchel Bajo (Madrid) cuatro novillos de Mateos y en esa plaza fue el novillero obligado en todas las corridas, derrochando valor.

En la temporada de 1900, alternó con los novilleros Juan Fernández “Salamanquino” y Gregorio Taravillo “Platerito”. El 17 de diciembre de 1905 se presentó en Madrid, alternando con Anastasio Castilla, Negrete y Juan Cecilio “Punteret”.

Toreó en diversas plazas de la Península, siempre derrochando valor hasta la temeridad, que en ocasiones le produjeron graves percances como, el 7 de julio de 1908 cuando sufrió una cogida en la Plaza de Toros de Vista Alegre en Bilbao, que lo puso entre la vida y la muerte. 

En España, lamentablemente, no fue muy apreciada su labor y por tal motivo se marchó varias veces a América para probar suerte. “Carbonero” toreó en varios países, tomando la alternativa de matador de toros, el 6 de noviembre de 1910, en Tlaquepaque (Jalisco), México, de manos de José Moreno “Lagartijo Chico” con toros de la ganadería del Espíritu Santo. Tanto en Lima (Perú) como en Caracas (Venezuela) o México, sus actuaciones despertaron gran expectación por parte del público.

Pero la suerte no le acompañó a “Carbonero” cuando, años más tarde, falleció trágicamente, el 22 de julio de 1923, a la edad de 46 años, sufriendo una mortal cogida en la Plaza de Toros “La Sevillana” de Villahermosa (Tabasco), México. De esa triste forma, finalizó la carrera del modesto y valeroso diestro madrileño.

Esa tarde fatal compartió cartel con los diestros Jesús Tenes y Francisco Montes ante reses de Zaragoza, de don Nicolás Valenzuela. “Carbonero” de Madrid había regresado de Ciudad de México, y al pasar por el poblado de Tabasco, actuó con bastante éxito en dos corridas de toros los días 17 y 24 de junio de 1923.

Sus anteriores notables actuaciones lo llevaron hasta Villahermosa (Tabasco) en donde varios aficionados se interesaron en que lo incluyeran en la última corrida de la temporada, resultando muy difícil, porque ya estaban confeccionados los carteles. “Carbonero” estuvo a punto de marcharse de “Villahermosa”, porque no había logrado torear pero ya su destino estaba preparado aquella tarde del 22 de julio de 1923.  
  
“Carbonero” se enfrentó a su primer enemigo, el segundo toro de la tarde, abriéndose de capa frente al tendido de sol, saliéndole al encuentro, pero se tropezó durante la embestida con su enemigo y quedó suspendido del pitón izquierdo en forma impresionante. El toro lo corneó en el vientre, hasta que, finalmente, lo soltó estrellándolo contra las tablas causándole un fuerte golpe en la región frontal sobre el estribo. 

El astado volvió por “Carbonero”, pero el valeroso diestro, muy mal herido, logró saltar la barrera cayendo en el callejón, pero al hacerlo, por la amplitud de la herida, se le salieron los intestinos y con una sorprendente serenidad, y un valor admirable, se incorporó sosteniéndolos con sus manos. “Carbonero”, avanzó por el callejón varios metros hasta que recibió auxilio. La enfermería se encontraba en una situación desastrosa, sin los equipos indispensables para atender una emergencia. Esperaron muchísimo tiempo para reaccionar y trasladar al torero herido, haciéndolo después de finalizada la corrida. 

Al pobre “Carbonero” lo tuvieron con los intestinos expuestos por más de dos horas hasta que lo llevaron en una camilla a la “Quinta de Salud de la Beneficencia del Comercio de Tabasco”, recibiendo la asistencia del Dr. Ciro P. Morales, quien observó una herida de 12 centímetros de extensión en la fosa ilíaca derecha con hernia masa intestinal, de pronóstico muy grave. Sin embargo, el corajudo diestro madrileño, conteniendo los fuertes dolores que sufría, nunca perdió la conciencia hasta su fallecimiento en las primeras horas del 24 de julio de 1923.

Las noticias de la época  reseñaron un noble gesto que ocurrió con los restos de “Carbonero” y su sepultura en tierra mexicana: “Con la ayuda económica del matador Jesús Tenes y de la Colonia Española de la localidad, costearon sus gastos funerarios, y fue posible sepultarlo dignamente en el Cementerio General de Villahermosa, gracias a que don Manuel Sosa “El Gallo Tabasqueño”, un torero retirado que actuaba en la trágica corrida como cambiador de suertes, tuvo el acierto y la grandeza de espíritu, de obsequiar al difunto un lote de su propiedad en el cementerio”.

Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano”, nació en Irapuato, en el estado de Guanajuato (México) el 12 de enero de 1879. Los críticos taurinos de su tiempo afirmaron que después de la retirada como matador de toros de Ponciano Díaz, pasaron varios años hasta que surgió otro torero importante y de renombre como “Reverte Mexicano” para ocupar su espacio.

Como dato curioso, se afirma que Rodolfo Gaona en 1897, siendo un niño, asistió por primera vez a una corrida de toros en la ciudad de León, integrando el cartel Santiago Gil “Pimienta” y el joven banderillero “Reverte Mexicano”, quien poniendo un par de banderillas recibió una grave cornada que lo puso al borde de la muerte. Eso no evitó que el niñito Gaona se cautivara con la Fiesta Brava.

“Reverte Mexicano” tomó la alternativa, el 25 de diciembre de 1900 en Tlaquepaque (Jalisco), México, siendo su padrino Manuel Hermosilla. En 1900, fue inaugurada la plaza de toros de “La Estación” en Irapuato (México). En este coso toreó el único matador de alternativa y con cartel nacido en Irapuato, Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano”, famoso por su manera de tirarse a matar por detrás y quien se codeó con los mejores toreros de su época.

Su segunda alternativa fue el 15 de diciembre de 1901 en Puebla (México), actuando como padrino Luis Mazzantini, mano a mano ante astados de Tepeyahualco. Arcadio Ramírez se puso el apodo de “Reverte Mexicano”, conservándolo como homenaje al diestro español Antonio Reverte. Toreó mucho con los Reverte sevillanos, pues le dio la alternativa a Manuel García Reverte y después toreó la corrida de los Reverte en la plaza de Chapultepec de la capital mexicana, el 21 de diciembre de 1902 con el gran Antonio Reverte y su sobrino Manuel García reverte.

El 9 de octubre de 1910, recibió su tercera alternativa, lidiando toros de la ganadería de Guanamé, siendo Félix Velasco su padrino y actuando como testigo, Antonio Rivas “Moreno de San Bernardo”. En esa temporada obtuvo importantes triunfos.

En 1912, sufrió una grave cornada en Torreón (Coahuila), México, lo que perjudico su desempeño como matador de toros.

Se retiró de los ruedos, el 8 de marzo de 1925, en una corrida de toros organizada para su beneficio. Toreó a la edad de 46 años por última vez en El Toreo de la Condesa, alternando con Rodolfo Gaona, José Roger “Valencia I”, Victoriano Roger “Valencia II”, el sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo” y Juan Espinosa “Armillita” ante toros de la ganadería de San Nicolás Peralta.

A los 62 años se despidió definitivamente en Irapuato (Guanajuato), México, la tarde del 12 de marzo de 1939, estoqueando cuatro toros en solitario.

“Reverte Mexicano” fue un torero muy castigado por los toros, recibiendo graves percances en su carrera por su valor, arrojo y exposición. Muchas anécdotas se contaron sobre el diestro azteca quien, al parecer, derrochó todo el dinero que ganó en sus actuaciones, situación que lo llevó a pasar los últimos años de su vida en la miseria.

Durante su fama y popularidad, contrajo matrimonio con Concha Bustamante pero después se separó. Tuvo tres hijos con ella.

“Reverte Mexicano”, falleció en su tierra natal Irapuato, el 9 de noviembre de 1964, a la edad de 85 años.

Rafael Dupouy Gómez